jueves, 19 de enero de 2012

Dónde vivimos?

Allá lejos, apróximadamente un año atrás, estaba buscando trabajo en Inglaterra. Notaba sin embargo que los amigos que estaban en Europa siempre se preguntaban cómo iba lo del 'UK'. Entendía algo de las diferencias entre las banderas de Inglaterra, Escocia, y la de Gran Bretaña, por ejemplo. Y había escuchado de la Commonwealth.

Una vez acá, cuándo tenía tiempo y ganas de escribir posts largos, con muchos detalles, links e información, tuve varias veces la intención de publicar algo sobre el tema, aunque no terminaba de entenderlo del todo como para hacerlo bien.

Hace poco encontré, via Amazings, un muy buen video sobre el apocalípsis del 2012, y siguiendo links al sitio del autor (un tal CGPGrey), varios videos muy entretenidos también. 

Entre ellos estaban estos, que creo ilustran bastante algunos aspectos geopolíticos de estos lares. Están en inglés, y en el blog original se puede leer la transcripción (también en inglés).







 







Más allá de que no son objetivos, que tienen afirmaciones incomprobables, incluso algún error de edición, la verdad es que creo que ilustran bastante bien algunos aspectos y detalles de la cultura y las divisiones políticas británicas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

el NO post

(Pasa el tiempo y se acumula la fiaca para escribir, pero solo se acumula, no baja. Asi que acá va una lista de cosas y temas sobre las que últimamente pensé en escribir, pero nada, me dio paja, y no lo hice. Va el listado de los "no posteos",  lo terminaré?)

  • El cumpleaños de José María en Galicia.
    Hay que llegar a los 91, y cruzar el Atlántico para festejar el natalicio en el pueblito que te vio nacer. Comimos en el restaurant del pueblo, y me clavé un churrasco del tamaño de una grande de muzza, bien rojo. Fue un exceso, sobre todo después de las reiteradas entradas no muy frugales de jamón ibérico, salame y queso (que también estaba de puta madre), pero quien me quita lo bailado. La decepción fueron las papas fritas, que eran congeladas, probablemente McCain, tomar nota para la lista de aspectos negativos de la globalización. Eso si, sirvió para abrir debate sobre la falacia de que las papas y milanesas al horno salen "igualitas a las fritas en sartén, si no te dicen no te das cuenta", una verdad arraigada en mi familia política, que causó estupor e indignación en los parientes gallegos.
  • La milagrosa recuperación económica europea.
    Seguro se mandan una gran conspiración para no quedar como unos boludos, después de tanto bailout, paquetes de rescate, inyecciones de liquidez, etc. Pero la posta es que la verdadera avalancha de capitales va a ser debido al increible shock de consumo en el segmento retail español, británico e italiano, sobre todo en lo que refiere a ventas minoristas de juguetes y ropa infantil. Rosario hizo estragos, acuerdense cuando todo esto haya pasado, no es casualidad que en Agosto/Septiembre haya comenzado el milagro, que obviamente ahora les cuesta mantener y entender.
  • Cuantos Ingenieros se necesitan para tildar la caja de self service de Sainsbury. En los supermercados grandes suele haber unas 8 o 10 terminales de self service, donde es el propio cliente el que pasa las cosas que compra por el lector del código de barras, y la tarjeta para pagar, sin interactuar con personal del super. La respuesta es 2 (dos). Hazaña a medias con Jofre, pero hasta tuvimos que cambiar de caja, porque esa no arrancó más.
  • Si pensaba que el beisbol es una mierda, es porque no conocía los detalles del cricket.
    Tienen bastantes semejanzas, y seguramente son la evolución de algún antepasado común. Pero son, por afano, los deportes más pelotudos y aburridos que existen. Jamás entenderé como a tante gente le fascina analizar "jugadas" en función de las estadísticas y comparaciones de bateadores zurdos o diestris versus lanzadores rápidos o con efecto. Por si fuera poco, es lo que primero te quieren vender, con el argumento de que "es muy estratégico, casi un ajedrez humano". Que boludez, si tanto te gusta el ajedrez, comprate un tablero, un set de piezas, y andá a la plaza!
    Encima, el cricket está considerado el segundo deporte más popular del mundo, detrás del fúbol. Si, no miento, porque es el deporte más popular de India, que tiene una parva de habitantes superfanáticos del cricket.
    La lista de motivos por los cuales el cricket es una mierda tiene además, entre otros detalles, la duración de los partidos (los test-matches duran 5 días, aunque hay variantes más cortas, que duran apenas 3 o 4 horas!), que puedan pedir pausa para tomar o comer algo (sobre todo te, y en los test match hay una pausa obligatoria "para los drinks") y la velocidad del juego (es MUY lento, los jugadores deben transpirar por el calor, porque por el esfuerzo físico, imposible).

  • Monday Night Football, cancha grande y los mismos arcos de mierda del "5-a-side".
    Me lo habían dicho, y crei que era un chiste. Pero no, era posta. Los lunes a la noche hay fútbol en cancha grande, con la gente del laburo. No llega a ser cancha de 11, aunque debe ser de 8 o 9, holgada y con bastante espacio, de cesped sintético. De hecho es una fracción de una cancha de hockeys sobre cesped. Y los arcos, son la misma cagada que usan para el 5-a-side, de unos 4 metros de ancho por 1 metro de alto. Después se sorprenden de que les vaya mal en los mundiales, de no creer.
  • El amor de una madre, medido en antiparras. Le pedí a mi vieja, dos días antes de que viajara para acá, si me podía comprar unas antiparras de un modelo y marca (Speed, de silicona) en particular. Porque las que tenía estaban medio baqueteadas, y las que vi acá no me convencieron por la forma, el tamaño, etc. Me trajo 4 (cuatro) pares, dos del que le había pedido, y otros dos de otras marcas, que compró por las dudas, para que probara.
  • Vini, Vidi, Tertius Sum Reloaded. Fuimos de vuelta a Sheffield a jugar un torneo de hockeysub de la BOA, el Nautilus. Es un formato diferente al National, ya que incluye divisiones, ascensos y descensos. El equipo A del club, en el que jugaba yo, salió tercero de la División 1, y compartí el título de goleador del torneo. El equipo B del club, en el que jugaba Diana, salió campeón de la División 3A, y ascendió a la División 2 para el año que viene. Igual, la estrella del fin de semana fue Franco.
  • Pensando la pyme "Capital Runaway Ltd." Hay que ver que se puede hacer, pero como viene la mano, puede que sea un negocio interesante. Y en ambos sentidos, aunque siempre uno le tiene menos fe a la banca argenta.
  • El puente sobre el rio Granta.
    Turismo de fin de semana. El rio Granta tenía un puente que lo cruzaba, y la ciudad que estaba al lado se llamaba, siguiendo la simple regla de llamar a los lugares de forma descriptiva y no honrando gente muerta, Grantabridge. Después, con el tiempo y las conquistas, el nombre de la ciudad fue mutandose y deformándose, y el rio se hizo eco de esos cambios. Se convirtió así en el rio Cam, ya que la ciudad se llamaba Cambridge. Lugar muy bonito, y muy transitado por bicicletas. La pasamos muy bien, muy recomendable.
  • Oxford. Más turismo de fin de semana. No se si la expectativa era muy alta tras la experiencia de Cambrigde, pero al comparar, Oxford no estuvo tan bueno. Por varios motivos y factores, algunos ajenos a ella, es cierto, aunque nos si hay que elegir, creo que me quedo con al primera.
  • Tinelli for Export. Argentina fue tema de conversación en el pub, punto de reunión post-pileta de los domingos. El desnudo de Cinthia Fernandes hizo lo que no logró Messi, ni el mundial de Rugby, ni las cagadas que se viene mandando Tevez, ni las elecciones, ni el G-20, ni la soja, ni nada. Por como lo contaban, varios vieron el video, que les llegó reenviad por mail (no fui yo).
  • Campus de hockeysub en Loughborough University. Entrenamiento/reunión de las diferentes selecciones masculinas de hockeysub de Gran Bretaña. Fui un poco por curiosidad y también para despuntar el vicio. Estuvo interesante, fueron unas 4 horas de corrido incluyendo un test físico y mucho juego. Veremos como sigue, trataré de prenderme en los siguientes.
  • Días cortos.
    Se acabó el DST, se atrasó el reloj una hora. Resultado más violento? A las 16:30 empieza el crepúsculo, a las 17:00 es de noche, y a las 17:30 salgo del laburo con la sensación rara de que me quedé más de la cuenta. Pero no, hice lo que me correspondía nomás. 
De todo esto no escribí en su momento. Y la verdad no se de que voy a escribir a partir de ahora, pero es probable que vaya mechando o armando categorías, a ver si encuentro temas que me ayuden.
 

    viernes, 14 de octubre de 2011

    Volvió el turismo de fin de semana (y II)

    Suele pasar que a las visitas no les resulte tan tentador hacer doblete de caminata por Central London. Es un lugar tracionero, con tantas cosas para ver como veredas para patear, lo que suele exigir físicamente a los visitantes. Caminar es un deporte de gente mayor. Pero andar 8, 10 o hasta 12 horas con la mochila a cuestas, a ritmo ligero, casi de marcha, con alguna parada para morfar algo (la birra es de dorapa en la barra, asi que no cuenta como descanso), bueno, cansa bastante.

    Previendo esto, pensamos algunas alternativas más tranquilas para el Domingo, por si los visitantes querían bajar un cambio. Dado que son fierreros, las opciones iban por el lado del rubro automotor, que es bastante abundante en el Reino Unido. Ocho de los 12 equipos de F1 tienen sus bunkers acá, por ejemplo. Algunos hasta tienen visitas a la planta, aunque no todos los días, con lo que hubo que buscar alternativas.

    Una que me habían recomendado era ir al Mercedes Benz World. Es cerca de casa (15 minutos en auto), es gratis, con precios accesibles para hacer una "driving experience", y hay buenos autos en exhibición, incluso de competición. Parecía medio insulsa frente a la visita a Donington Park, un autódromo que está en la zona de Derby, dos/tres horas de auto al norte. Este ofrecía un gran museo con autos de F1 de todas las épocas, y test-drive más variados. Más caros también, pero quien te quita lo bailado después de dar una vuelta rápida en un monoposto o un Lamborghini, en el mismo circuito que Ayrton Senna ganó en 1993, tras una vuelta inicial que es leyenda.

    No obstante, la fatiga del día anterior, más la modorra matutina y un desayuno abundante fue suficiente para decidir ir al mundo de la automotriz insignia de Alemania, aunque estuviera en Gran Bretaña. El lugar vale la pena, se pueden ver desde los pequeños Smart hasta la imponente línea AMG, que por su precio tranquilamente podría ser una de las bestias del safari fotográfico de Jorge.

    Hay cuatro autos de Formula 1 en exhibición, pero hay uno más que deslumbra, ya que está suspendido en el aire, a 1 metro del piso, formando una vista explotada. El cartel aclara que no es una reproducción total y minuciosa, sino una representación artística realizada a partir del despiece (bastante completo) de un auto de carrera real. El objetivo es mostrar la complejidad del auto, y de muchas cosas que normalmente no se ven, aunque están.

    Me pareció un poco ingenua la aclaración, cómo si hiciera falta tomar conciencia de que una máquina de esas es una obra de arte de en si misma. Ese diseño majestuoso que puede llevar a una persona a velocidades de vértigo, someterla a desaceleraciones abruptas, doblar por curvas imposibles, de líneas elegantes y suaves con el objetivo de cortar el aire y pegarse al suelo, que tiene una explicación para cada gramo de material usado, hasta para capa de pintura aplicada. Quién habrá sido el obtuso que pensó el cartel.

    Recurrimos al colage, muchas fotos para un solo post

    Al mediodía hicieron una exhibición con cuatro AMG, manejados por pilotos profesionales, que constaba de dos partes. Una en la pista seca, que no era muy grande y como estaba medio lejos del edificio, no llamaba tanto la atención. Y otra en una pista circular mojada, que recorrían derrapando con total naturalidad.

    Entusiasmados con la demo, razonamos que no era tanta deshonra subirse de acompañante, considerando que era mucho más barato, requería menos tiempo, y podíamos copar un auto nosotros, ya que llevan hasta 3 pasajeros (salvo el descapotable, porque es de dos plazas). Sacamos turno con Jofre y con Pupi, y si bien al principio teníamos alguna mínima preferencia, rápidamente nos dimos cuenta hasta el rural familiar tenía la misma cilindrada, holgados 6.3 litros (no olvidar el número, será de utilidad más adelante) que dificilmente se inmuten por el peso o la aerodinamia del chasis.

    Y allá fuimos, Pupi sentado en el asiento del acompañante, Jofre y yo atrás. No nos tocó el Wagon, nos tocó el Sedán, y el piloto tenía más bien pinta de chofer, era un tipo grande y gordo, con bigote, que tras el circo anterior de conductores con cascos y trajes antiflama, nos hizo dudar. El auto era automático, otra mala señal.

    Fue manejando despacio por la calle lateral que llevaba al circuito, y cuando nos preparabamos para entrar a la pista, dobla para el otro lado, y encara una segunda calle, bastante más ancha, sin acelerar. Nos explica que antes de iniciar el recorrido por el circuito, tiene que hacer una pasada de seguridad en ese sector, para verificar que ande todo bien. Avisa por el handy que va a empezar el chequeo, pone rumbo a tres solitarios conitos que se ven a la distancia, quizás unos 200 metros, y acelera.

    Acelera lindo, creo que todos esbozamos una sonrisa de satisfacción al sentir como te pegabas al asiento en el arranque. Pareció casi obvio que iba a probar la distancia de frenado, con la referencia de los conos. Se acercaba sin dejar de acelerar, ni mostrar intenciones de pisar el freno. Uno empezaba a admirarse de la capacidad de frenado del auto, estimando la cuenta, viendo los conitos cada vez más cerca. Pasó de largo el punto de sensatez para frenar, el de arriesgado, y el de totalmente insano, siempre acelerando hacia los tres solitarios conitos. La lógica indicaba que incluso clavando los frenos, con el derrape esperable en asfalto seco, habría que cambiar los conitos en cada pasada por unos nuevos, porque no había forma de que zafaran del pisotón. El chofer siguió un poco más, y cuánto parecía inminente que algún cono gritara "This is Sparta!" antes de la masacre, pisó el freno. Sonó a coro el "clac!" de los cinturón de seguridad inerciales, se escuchó el previsible chillar de las ruedas en el asfalto, y sucedió lo inesperado.

    Un reflejo normal hubiera sido decir "eeessaaaa" o alguna expresión similar de entusiasmo. Ninguno llegó a soltarlo, porque la cosa fue muy violenta, y a lo sumo la primera  'e' se debe haber ahogado con la impresión. La lógica era correcta, era imposible que el auto frenara en tan poca distancia. Pero jamás se me ocurrió que el chequeo incluía un brusco volantazo para hacer un zig-zag y seguir como si nada. Una maniobra que si la tratasemos de reproducir con un auto normal resultaría en una impresionante serie de vuelcos, con el auto dando rápidos tumbos  y perdiendo partes en cada impacto, para terminar como chatarra en algún desarmadero, o en partes tan grandes como los conitos.

    Pero no, cuándo nos recuperamos del sacudón, podíamos ver por la luneta trasera que los conos seguían en línea, que eran los mismos de antes, y seguramente los mismos que vienen zafando desde hace varios días. El auto se movía mucho más despacio, en perfecta linea recta por el carril contiguo al del comienzo de la prueba. El chofer soltó un "si, está todo en órden, podemos ir a la pista", y completó la recta despacio, mientras usaba el handy para confirmar que arrancaba.

    No hubo tiempo para que las ideas se acomodasen mucho, porque entro a la pista. El circuito era sencillo: una recta corta (por la que entró, justamente), un curvón rápido a la derecha en el que no dejaba de acelerar, una recta más larga dónde alcanzaba la velocidad máxima, que terminaba en una curva abrupta (frenada en el mismo órden) a la derecha, y volvía hacia la primer recta, haciendo una serie de curvas y contracurvas.

    Cómo era sencillo, y el auto había pasado el chequeo, lo pisó a fondo de entrada. Recién a esa altura del "driving experience" tomé consciencia de la magnitud, del real significado de ese número 6.3 que decía el relieve del costado del chasis. Seis mil trescientos centímetros cúbicos de cilindrada. El Lamborghini Diablo, por citar uno de los autos superdeportivos que admiraba en mi infancia, tenía el record de mayor cilindrada entre los "superautos", con 5700 cc3 y un motor V12. Más de medio litro menos que el misil en el que viajabamos. La legendaria Ferrari Testarossa del Out-run ni siquiera llegaba a los 5 litros. Y esos eran autos prácticamente de carrera, mientras que nosotros ibamos sentados en un sedan de lujo, que derrochaba confort, además de motor.

    La frenada tras el curvón y la recta generó otro "clac" a coro de los cinturones de seguridad. El último, porque creo que durante el resto del recorrido, fue siempre tenso, a veces a los costados por la fuerza centrífuga, a veces hacia adelante por las frenadas, a veces ambas. Impresionante. Ningún chiste o comentario, todos los sentidos atentos por la sensación de que nos ibamos al carajo en la siguiente maniobra. El piloto (ante la evidencia, resulta injusto menospreciarlo llamándolo chofer) iba tranquilo, tranquilísimo, con una mano en el volante y la otra en el handy, para pedir que vayan preparando otro auto, asi cambia para la próxima tanda. Cómo si fuera un tachero buscando pasajeros en la Av.Corrientes.

    En un momento, Jofre logró articular una frase. El iba en el asiento trasero izquierdo, por lo que podía ver en diagonal el tablero del auto. Entre curva y contracurva de la montaña rusa, me pregunta en voz baja, cómo lo hace uno cuándo sabe que puede estar preguntando una boludez, y no quiere quedar justamente como un boludo:

    Jofre: -Che (pausa) el velocímetro (pausa) estará en millas?-

    Trato de razonar. En el Reino Unido, la unidad de distancia es la milla terrestre, que equivale a 1,6 kilómetros. Estamos en un auto aleman, pero fabricado para comercializar y usar en el Reino Unido, de hecho tiene el volante en el asiento de la derecha. La lógica indicaría que el velocímetro, asi como el odómetro total, el parcial, la trip computer, y demás, esté en millas. Pero a veces las terminales reusan tableros, para bajar costos, que pueden tener la escala cambiada, o las dos escalas. De todos modos, estamos en un auto que se vende a más de 100.000 £ (cien mil libras), no creo que el costo del tablero incida mucho. Si el auto fuera fabricado por Delphi Argentina, no me sorprendería que se mandaran una pichuleada de esas, pero de Mercedez Benz espero otra cosa.

    Yo: -Si (pausa) claro (pausa) en qué va a estar?-

    (silencio, solo interrumpido por chirridos de gomas en asfalto)
    Jofre: -Uh (pausa, traga saliva) la puta madre-

    Tras la joda de la pista, la parte del agua era una boludez, todo parecía ir en cámara lenta, y las patinadas eran tan controladas que ni te dabas cuenta. Se acabó el tiempo, y de vuelta al parking, dónde nos dijeron adios y gracias, espero que lo hayan disfrutado.

    Si, lo disfrutamos. Eso si, no se lo pudimos decir porque nos costó un par de minutos recuperar la capacidad del habla. Cuándo lo hicimos, no paramos de comentar que había valido la pena.

    Después nos fuimos a Windsor, para completar el paseo tranquilo, dónde paseamos por las afueras y el patio del castillo, por la ribera, sacamos algunas fotos más, y disfrutamos del clima, realmente óptimo. Cada tanto, nos acordabamos de los conitos, de las aceleradas y las frenadas.

    Cenamos en casa, y asi se fue el fin de semana. Hubo tiempo para que Pupi demostrara que es un tipo muy estructurado, ya que se pasó 2 horas organizando el paseo de 3 horas que haría el día siguiente por el centro de Londres, antes de tomarse el avión a Madrid. También hubo tiempo para que Jofre explicara algunos misteriosos llamados telefónicos, y prácticamente dejara organizado un paseo de unos días de esqui en los Alpes para Enero en 4 frases, en un alto contraste de estilos de planificación.

    lunes, 10 de octubre de 2011

    Volvio el turismo de fin de semana (I)

    El primer fin de semana de Octubre volvimos a las andanzas turísiticas por el centro de Londres. Los primeros días era casi una obligación aprovechar el sábado, o el domingo, o ambos, para recorrer parques, plazas, ferias y museos. Cuándo nos acostumbramos a que eso estaba ahi nomás, e iba a seguir estando, empezamos a saltearnos algún día, algún fin de semana, algún mes. Hasta el punto actual, dónde vamos cada tanto, cuándo viene alguna visita.

    Esta vez vino el ingeniero con pueblo homonimo, que se tomó en serio la tarjeta que le habíamos dejado cuando lo fuimos a saludar, que decía algo asi como "vale por una estadía por un fin de semana para vos y un amiguito". Asi que coordinó con Pupi, que también es ingeniero (aunque sin pueblo) y venía viajando desde la China (ejem) comunista, para hacer efectiva la estadia, y darnos un empujoncito para volver a hacer turismo de fin de semana.

    Justo es reconocer que Jofre no es un ingeniero electrónico común y corriente, ya que tiene habilidades sociales superiores a la media de sus colegas. Es más, creo que incluso superior a la media considerando también a todos los estudiantes que no terminaron la carrera, a los que apenas aprobaron un par de materias, a los que se anotaron y no pasaron el ingreso, y también a los que pidieron el sobre para inscribirse, o fueron a alguna charla sobre la carrera. Y para hacer gala de que tiene su millón de amigos, (a diferencia de Pupi, que tiene menos seguidores) el paseo incluía andanzas con otro argentino que tiene por vecino en Como, y un italiano conocido de este, que también estaban paseando por Londres, pero tenían tarjeta de estadia en otro lado. Para simplificar, en lo sucesivo me voy a referir a ellos por los sobrenombres con los que los bautizamos cariñosamente durante el paseo, "Hidetoshi" al primero, "tano ratón" al segundo.

    Arrancamos el sábado en el Wellington Arch, para hacer un tour gratuito a pie (muy recomendable, sobre todo si hay buen clima, ya que con lluvia o frio no debe ser tan copado). El mismo consiste una larga caminata guiada, en español, que pasa por varios puntos relacionados a la corona y el gobierno británico. Se hizo entretenido, a pesar de durar más de dos horas y media, por varias razones. Primero porque el clima fue increible, un día de sol a pleno, sin una nube, y con temperatura ideal, cálida pero no tanto (en todo el fin de semana fue una constante, de no creer el culo que tuvo esta gente!).

    Segundo porque la guia era española, y vinculaba cualquier tipo de mención histórica/geográfica/cultural con chimentos, noticias de la farándula de ayer y de hoy, y anécdotas tirando a amarillistas, lo cuál relatado con acento ibérico, siempre resulta gracioso de escuchar.

    Después, porque nos la pasamos cruzando gastadas entre nosotros cada vez que alguno quedaba ligeramente en offside. La bardeada, el deporte nacional argento, que se notaba que por diversos motivos ninguno practicaba hace rato por estar en el exterior. El tano ratón quedaba exento porque no hablaba el idioma, y medio que se lo perdonaba por eso, hasta que lo vieron haciendose el boludo y tirandole galgos a la guia, algo demasiado tentador para dejar pasar.

    Franco esta vez en vez de alimentar patos, se entretuvo
    dándole de comer a algunos buitres, sin éxito.

    Y cada tanto quedabamos todos enmarañados en la mezcla de 3 idiomas, cruzando palabras, frases, intentos de ideas y algún chiste boludo de ingenieros. Cómo cuando pasamos por la puerta del Reform Club, desde el cuál partió Phileas Fogg a dar la vuelta al mundo en 80 días, según Julio Verne. Y mostrando la vena nerda, lo gastamos a Pupi con que estaba dandole vuelta al mundo por un bom de 80 dolares (en ese momento, juro que nos cagamos de risa, cuack!).

    Hidetoshi ya empezaba a mostrar la hilacha, sacando fotos a granel con su máquina, y ofreciendose a sacar fotos con la del resto "para que salgan". Aunque como recién empezabamos la andada, y pasabamos por muchos lugares turísticos, no llamaba la atención. Tras el final a toda orquesta del tour, dónde nos enteramos las terribles palabras que dijo el hermano de lady Diana Spencer en el funeral de la misma en Westminster (se ve que ese número de People no llegué a comprarlo, pucha), paramos a almorzar, y el tano ratón también empezó a mostrar la hilacha, aunque como Jofre invitó, tampoco llamó mucho la atención.
    Hidetoshi, boludo, para el otro lado !
    La tarde se fue en un intendo de ir al London Eye, que se frustró por el precio (el tano ratón empezaba a ganar protagonismo) y la fila para subir que era bastante larga, algo comprensible por el día, inusualmente espectacular. De ahi seguimos por el borde sur del rio hasta Tower Bridge, otra postal clásica de la city. Cómo el tano le había dejado los perros a la guia del tour, tuvo que recurrir a la Beretta para seguir la pelea, aunque sin mejores resultados. Hidetoshi era el que marcaba las pausas del paseo, con el argumento de sacar "una foto espectacular, con este fondo". Desconozco si quería armar una panorámica de todo el recorrido, aunque parando cada 10 metros, le deben haber quedado pocos ángulos sin cubrir.

    Volvimos por el lado norte, hasta la catedral de St.Paul. Hubo tiempo para hacer un stop&go en un pub a brindar con una cerveza. Estuvimos cerca de que el tano ratón pagara algo, de hecho hasta le llegamos a ver la billetera, aunque claro está que el ademán lo hizo cuando le daban el ticket de la tarjeta para firmar a otro. El pub parece que era lugar de concentración de varios hinchas del West Ham, que no tenían mucho más que hacer un sábado a la tarde que juntarse a tomar cerveza. Nos identificaron como argentinos, tras intentos de identificarnos como españoles o italianos (crédito parcial por esto), y pudimos comprobar la admiración que tienen por Carlos Tevez. No solo porque salvó al West Ham del descenso hace un par de años. Sino porque también después fue y cagó sucesivamente al Manchester United y al Manchester City. Entre frase y frase, uno de los ingleses lo empezó a bardear al tano ratón con que tenía pinta de maraca, que seguro era medio maraca, y cosas de ese estilo.

    El ocaso nos encontró en Millenium bridge, todavía riéndonos de la apurada que le pegaron al tano ratón, que no puso plata, pero se comió una gastada que no tiene precio. Hidetoshi, a esa altura del día, le sacaba fotos hasta a las señales de tránsito, y quería seguir de gira. Los dejé que fueran a morfar, y emprendí la vuelta en tren a casa, dónde estaban Diana y el chanchi, que habían abortado el paseo tras el fiasco del London Eye.

    Se termina el día, y el tano ratón (a la derecha) da el visto bueno al paseo ya que zafó
    de poner plata y de que se la pusieran. Londres le gustó, pero le pareció caro.
    "En Genova, cómo mínimo almorzás y cenás dos platos" explicó.
     

    viernes, 30 de septiembre de 2011

    Italia tiene ese no se que

    Esta es la segunda vez que aterrizo en Italia. Hay varias cosas en común en los dos viajes. Por ejemplo, la otra vez también llegaba después de un tiempo suficiente viviendo en una cultura ajena. En ambos casos, era por escapadas de fin de semana, aunque esta vez teníamos un par de días extra.

    Pero fue aterrizar, bajarse del avión, y sentir que estabamos de vuelta en casa, en Argentina. Esa sensación de reencontrarse con lo conocido, de estar en nuestro elemento, de volver al pago.

    La otra vez podía pensar que ese feeling estaba sobredimensionado por el calvario de 4 semanas conviviendo con franceses, viviendo en Paris. Tras semejante experiencia, y al borde de la desesperación (a ver, debe haber excepciones, pero los franceses son mala gente, hay múltiplies evidencias de ello, la más reciente que descubrí es que programan en C usando la instrucción goto), es razonable que cualquier cosa que tuviera un dejo lejano de aire argento, fuera casi como un churro con dulce de leche en la plaza del Obelisco, por más que fuera primer y segundo plato de un restaurant en Roma.

    Esta vez, aterrizamos después de 4 meses viviendo en la cultura británica. Cuyos puntos en común con con la cultura argenta son similares a la credibilidad de un político en campaña. Pero como no la estamos pasando mal en el conurbano londinense, pensé que la sensación iba a ser distinta.

    Y me equivoqué. Es evidente la huella que dejaron los miles de inmigrantes tanos que poblaron el Rio de la Plata. Caminar por el aeropuerto de Milano Linate era como andar por pasillos de Ezeiza. Manejar el trayecto hasta el hotel, fue andar por la Riccheri. En fin, andar de vuelta en casa.

    No se porqué, pero no tengo la misma sensación cuando ando en España. Algo que sería esperable, considerando la también abundante porción de inmigrantes en las pampas, entre los que se encuentran mis abuelos maternos, en línea bastante directa.

    El paseo por Italia incluyó, además de la recorrida mañanera por el centro de Milano, viendo el imponente Duomo y la famosa Scala, además de la visita a Parma por el torneo y sus jamones, dos días en Como, visitando al ingeniero con nombre de pueblo

    Como fue un lugar que nos sorprendió gratamente. El ingegnere ofició de guia turístico en una fugaz recorrida por el casco histórico, que evidencia un pasado de opulencia y mucha, pero mucha guita. El ingegnere también evidenciaba que fue sabia su elección entre la electrónica y el turismo, ya que los relatos eran breves, analíticos y 100% racionales (salvo por algún mix de fechas o estilos), características no apropiadas para la industria del ocio, que requiere estilos más verseros. A ver, debe ser necesario seguramente para que un turista se siente un rato largo en un bondi y no se baje pensando que lo estafaron, sino que dejó poca propina. Pero bueno, también es cierto que el contingente estaba formado por otros dos ingenieros, y mi vieja, que iba más preocupada en preguntar porque los negocios estaban cerrados, y si abrían el día siguiente, en vez del nombre de la Iglesia o la plaza por la que andabamos caminando.

    La visita terminó en el borde del lago, tomando un helado en el lugar recomendado por el ingegnere. En esto, la verdad que el guia era grosso en serio, las recomendaciones del rubro morfi eran un hit atrás de otro. Y para los que lo conocen, sepan que sólamente escucharlo hablar en italiano pidiendo la pizza o el helado vale la pena el viaje, es tremendo!

    También tuvimos tiempo para una escapada a Lugano en tren. Justo en la época en que anduvimos por allá, era la época en que las ediciones online de todos los diarios argentinos estaban todavía con la resaca del caso Candela, y calentaba motores el caso Daniela. Ya me carburaba la idea de hacer un post al respecto, al estilo Barcelona. A ver, lo iba a empezar con algo asi como "fuimos a Lugano en tren, a dar una mano pero no vimos a Daniela, ni pudimos participar en la marcha, los medios mienten, etc". 

    Pero con esta fiaca de escribir, se me escapó la tortuga, la nena apareció, la moda de las noticias de secuestros de menores se fue silbando bajito al archivo, con los Pomar, Vanessa y otros ilustres miembros de los futuros anales de sucesos bonaerenses. Ahora parece que garpa hablar de monedas: el dolar y la crisis del euro. Pero en el Reino Unido se usan libras asi que el tema me queda un poco tirado de los pelos, voy a tener que rascar idea de otro lado.

    A modo de epílogo del post, la ciudad de Lugano, en Suiza, nos mostró todo su encanto. Un día soleado, de calorcito agradable, no sofocante, la ciudad está en borde de un lago, de espaldas a los Alpes. El típico paisaje que venden cómo extraordinario en el sur argentino, pero sin el estilo rústico que predomina en Bariloche y aledaños, sino con estilo moderno, sobre el diseño urbano que se nota bastante medieval.

    Suiza es un lugar raro. Quizás sea porque se habla italiano, sin estar en Italia, aunque también te entienden en inglés, aleman y hasta castellano. Quizás sea porque estás fuera de la Comunidad Europea, aunque esté en el corazón geográfico del continente. Dónde pueden pasar cosas raras, cómo que se violen las leyes físicas. Dónde uno tiene la sensación de que realmente se puede sentar en un banco, y hablar con uno mismo.

    Italia tendrá ese no se que, para que uno se sienta en casa. 

    Pero Suiza tiene ese no se que, que hace que uno se sienta que está en un mundo aparte.

    martes, 20 de septiembre de 2011

    Chau Sapo

     Posteo-Piterino, homenaje al mejor jugador de fútbol que anduvo por el Morumbí de Moreno.

    Cuando era chico, jugaba a la pelota con tres o cuatro amigos de la cuadra, imaginando un arco improvisado con un poste de luz o el portón del garage de alguna casa. También jugabamos en la escuela primaria, en alguna que otra hora de gimnasia, y no tan seguid en algún parque o plaza.

    En edad de secundaria, el fútbol se pegó a la actividad del colegio por la gente, pero se despegó de su escenario. Con más autonomía geográfica y algún billete en vez de monedas en el bolsillo, empezaba la aventura de jugar en canchas de 5, alquiladas, con los compañeros más amigos. Más el hermano o el amigo de alguno cuando hacía falta, porque no llegabamos con la gente. O a veces, colarse en un partido de amigos ajenos (solo ajenos, no de lo) como el relleno salvador.

    Y asi se empezó a tejer esa telaraña de gente conocida, pero no tanto. Flacos a los que veías todas las semanas, a veces en dos, tres o más ocasiones, pero siempre en la cancha, y pateando la pelota. Flacos de los que normalmente no sabías el nombre de pila, apenas el apodo y el cuadro del que era hincha. Flacos de los que sabías si era habilidoso, si le pegaba bien a la bocha, si corría, si marcaba, si metía, si atajaba, si tiraba caños, si trataba de afanar los laterales, etc.

    Pero de los que no sabías absolutamente nada de su vida, salvo algún detalle esporádico que se colaba de vez en cuando. "Es judoca" . "Es tan bruto que suma 2+2 con los dedos, y encima le da 3 y medio" . "Es el hijo de la hermana de la profesora de Castellano" . "Juega al handball en Ferro" . "Todavía está en primer año" . "El viejo es cana". "Es de la barra de Platense". "Yo que sabía, no es amigo mio, apenas jugué un par de partidos con él en otro lado". Y cosas de ese estilo, anecdóticas, totalmente intrascendentes para la relación y lo que importaba, que era el fútbol.

    Con el correr del tiempo, pasé la mayoría de edad, y a esa altura ya era muy borrosa la referencia de dónde conocía a tanta gente, y aprendi el término "amigo del fútbol". Las vueltas de la vida no eran muy complicadas por ese entonces, se resumían a ir a la facultad medio día y jugar al fútbol la otra mitad. Salvo que fuera fin de semana, porque entonces nos ibamos de joda, actividad que no congeniaba con las otras dos (lo se por experiencia, porque también tratamos de mezclarlas, con resultados nefastos). A 10 jugadores por partido, con un promedio de 4 a 5 partidos por semana, era mucha la gente que caia en esa categoría, y a la que veía a veces más seguido que a lo que uno llamaría más normalmente "amigo".

    Pasaron los años, la vida fue dando más vueltas, y el promedio de partidos por semana se fue al descenso, pero el tamaño de la lista de "amigos del fútbol" no dejo de crecer, la envidia de cualquier adicto del Facebook. Seguimos en contacto, ya establecidos en lo que llamamos el Morumbí de Moreno. Nuestra cancha preferida, nuestro punto de reencuentro con viejos y nuevos conocidos.

    Ahi, desde mi lugar de siempre, parado abajo de los palos del arco de la calle Zuviria de la cancha 3, lo conocí a Sapo (debería decir lo vi jugar, en realidad, pero con todo lo expuesto, creo que se entiende la frase). Flaco, alto, sencillo, amigo del hermano de un amigo de un ex compañero de primaria de un compañero de secundaria. El dato adicional era que jugaba ( o jugó, esos antecedentes siempre se magnificaban ) al futsal en San Lorenzo, y a veces lo gastaban que era medio burro con el tema de internet, sobre todo cuando se informatizó la organización de los partidos, y se reemplazó el teléfono por el mail. Después le agarró la mano, claro, como todos.

    Pero con la pelota no era ningún burro, era una auténtica bestia en el buen sentido de la palabra. La llevaba cómo quería, para dónde quería, y a la velocidad que quería. No sólo era habilidoso, sino que corría, marcaba, metía, ordenaba al equipo. Y cuándo las papas quemaban, duplicaba el esfuerzo, y se cargaba al hombro al equipo, sin importar los troncos que lo trataban de ayudar, casi tratando de sacar peras de un olmo.

    Algunos días lo sufrí en el equipo contrario. Era cruzar los dedos cada vez que se mandaba al arco, esquivando defensores como si fueran conitos. Era la esperanza de que el arco era chico, y la certeza de que seguro encontraba el momento para cerrar la jugada con una definición exquisita, una rabona o un caño. A veces, todo eso junto en una sola baldosa. A veces en dos o más, con el agregado de dejarme desparramado de vergüenza en el cemento verde.

    También fue compañero de equipo, y pude disfrutar de esa satisfacción que sienten los toscos como yo jugando con un player de su clase. No importa lo malo que saliera el pase, el tipo siempre la recibía, la dominaba, y te la devolvía redonda, de forma tal que sin esfuerzo propio podías completar la pared. No importa lo fulera que parezca la parada, lo chiva que venga la mano, siempre podemos tirarsela con la mejor buena voluntad a Sapo y ver que nos saque victoriosos de este kilombo.

    Hoy me enteré que el fin de semana se murió Ezequiel Saponare. Yo no lo conocía por ese nombre, para mi era simplemente Sapo. Se me ocurre que no debe ser el primer "amigo del fútbol" que fallece en todos estos años, capáz que hubo otros y yo no me enteré.

    Pero de lo que estoy seguro es de que este se llevó una parte grande de fútbol con él, muy dificil de reemplazar. 

    martes, 13 de septiembre de 2011

    Dimensiones en Heathrow

    Vuelo de Alitalia hacia Milan, para el paseo por la Europa continental. Salimos desde Heathrow, el principal aeropuerto de Londres, privilegiando que es el mas cercano a casa. Normalmente son vuelos un poco mas caros, pero con el rango de edades de los viajantes entre los menos de 2 años, y los 91 pirulos recién cumplidos, preferimos tirar unos morlacos ahi y no en una hora extra de bondi o tren para ir y otra para venir.

    Creo que ya comenté el tamaño de Heathrow, que pueden constatar viendo como en googlemaps. Pero dos cositas que pueden ayudar a tomar consciencia del mismo, más allá de la escala visible:
    • a la ida, estuvimos una hora sentados en el avión, todo listo para despegar, pero en vez de carretear y levantar vuelo, avanzaba y paraba a cada rato. Pudimos comprobar, al mirar por la ventanilla, que era por la brutal cola de aviones, que como si de un embotellamiento en Panamericana se tratase, tenían su cuello de botella en la pista de despegues.
    • A la vuelta, decidimos tomarnos un bondi desde la terminal 5, que está a 10 minutos de casa. Pero como nuestro vuelo llegaba a la terminal  4, tuvimos que tomarnos el tren interno. Habrán sido 40 minutos de viaje, incluyendo la espera de 10 minutos por una combinación entre las dos estaciones, para poder llegar a la dichosa terminal 5. Sin salir en ningùn momento del perímetro del aeropuerto.
     Asi que casi que lo que ganamos de tiempo para llegar, comparando con otros puertos aereos como Luton, Gatwick o Stanstead, lo perdimos dando vueltas internas. Tenganlo en cuenta, futuros visitantes !