En el laburo hay una máquina de café "espresso", pero es con monedas. La alternativa no es de filtro, sino el café instantaneo. Asi que volví a la sana costumbre de tazas grandes de café, llenas hasta arriba de todo, y la ceremonia del batido matinal.
Todos los días, el primer café de la mañana, tiro la cucharada y media de instantaneo, agrego azucar, 3 o no más de 4 gotas de agua fria, y tiquitiquitiquitiqui con la cucharita. Cuándo todo está en armoniosa proporción, el resultado es una sustancia consistente, con color a caca medio flojita de bebé. Se rellena con agua caliente, y se disfruta de un exquisito café instantaneo batido.
Siempre fui de tomarlo bastante dulce, pero acá me sorprendí que le echaba sobre tras sobre, y siempre me quedaba con la sensación de que me había quedado corto.
Pero también me daba (solo un poco de) cosa agarrar un puñado de sobrecitos, cuando el resto de la gente apenas usaba uno, si es que endulzaban el té o café que estaban preparando. Y obviamente, miraban raro el reiterado romper sobre/agregar a taza, especie de Déjà vu, mientras hablabamos con escasa claridad o lucidez de cualquier tema boludo e intrascendete del que se puede hablar antes de las 9 de la mañana.
Una vez, una vieja que estaba de paso en la cocina, al cuarto sobre se indignó y me tiró un "COMO PUEDE SER QUE NO ENGORDES SI COMES TANTA AZUCAR". Nunca se me hubiera ocurrido pensarlo por ese lado, pero por suerte saqué de la galera una respuesta rápida y certera: "no es mucha azucar, el problema es que estos sobrecitos son muy chiquitos!".
Gran instante, pequeña reacción en cadena de observaciones y sensaciones aisladas (más increible: todo en una notable y extensa oración unimembre!). Ese es el problema, no solo en el laburo, sino también en los cafes, en los bares, en los restaurantes. Los sobrecitos son realmente sobrecitos, y tienen una miserable componente de azucar. Menos de una cucharada de café por sobre, casi una cargada (adjunto foto como prueba), y sin leyenda que indique la cantidad que contiene. Asi que ni siquiera la puta seguridad de que siempre traen la misma cantidad, por eso a veces 5, a veces más, a veces menos.
Pero bueno, es lo que hay. La vieja se quedó pensando, y admitió la derrota con un "Sabés que no tengo idea, no uso azucar, asi que no se si traen mucho o poco...". Un par de días después parece que quiso interpelar a otro, que le dio el mismo argumento, y era británico nativo, asi que poco quedó para discutir. Vino y me contó el hecho (hasta cómo arrancó la conversación, preguntandole si era argentino, por la cantidad de azucar que le echaba al café), y yo saqué la prueba final: un día encontré un sobrecito cerrado, que directamente no tenía azucar. Evidencia irrefutable de que el contenido es poco!
Asi que por las dudas, siempre tengo en el escritorio un puñado de sobrecitos por si me quedo corto, junto con el sobre-patrón, que guardo a modo de trofeo. Mejor que sobre y no que falte.
Mira vos ! entonces el azucar no engorda, y la obesidad es por comida chatarra !
ResponderEliminarjejeje...veo que no es nada aplicable el dicho : lo bueno viene en envase chico... jejeje.
ResponderEliminarMarcosC.