martes, 7 de junio de 2011

La saga NHS (V) - There and back again

Entramos al consultorio, el enfermero (indio, excedido de peso) nos recibe con una sonrisa. Completa unos datos en la computadora, mientras nos dedica un "pasen, por favor cierren la puerta". Como buen mala onda, trata de causar una buena primera impresión, y empieza la consulta con un "A ver, contame por favor qué te pasó?".

Diana, un poco intimidada por los acontecimientos que vivimos en esa larga hora en la sala de espera, trata de ir directo al grano, para no hacerle peder tiempo al hombre. Empieza la respuesta con un tímido "creo que me rompí la nariz con un tejo jug... ".

Al enfermero mala onda le dura poco el buen humor, y rápidamente muta en enfermero cara de orto. Corta la explicación con un tajante "a ver, te pregunté qué te pasó, no que tenés. Eso es lo que vamos a tratar de ver, para eso estás acá". Diana se sobrepone, y continua con una versión condensada de la historia, la más rápida y simple posible, para evitar cualquier error que pueda causarse por el pasaje de idiomas.

Le pide ver la herida. La observa, y repite lo mismo que ya escuchamos varias veces. Nos dice que va a pasarle el tema a un especialista, que analizará si hace falta alguna clase de "enderezamiento" extra, luego pegarán la herida, y a casa a dormir. Nos asegura que justo en este hospital es una de las especialidades, que lo pueden hacer sin problemas hoy mismo si hace falta y no es algo muy serio. O algo asi, la verdad es que no yo no le prestaba mucha atención a lo que decía a esa altura de la charla, sino que estaba más atentos a sus movimientos: el gordo tenía toda la pinta de ser uno de esos que te pegan a tración, de puro garca nomás.

De lo que si estoy seguro es que estimó que, en como mucho una hora más, la debería atender el especialista. Quizás menos, pero era una noche muy movida, agregó.

Para justificar su oficina y su puesto, y de paso hacer gala de sus conocimientos de enfermería, le dijo a Diana que le iba a poner algo para que no le sangrara más la nariz. Ese algo resultó ser una gasa con un poco de cinta.

La verdad es que esperabamos un poco más. Salimos de la oficina 5 minutos después de haber entrado, y estabamos de vuelta en el mismo lugar. Cómo en el juego de la oca, vuelta a empezar, pero tras 2 horas y media tirando dados, contando la espera de la ambulancia. Eso si, ahora Diana ya no tenía la necesidad de tenerse la nariz, gracias a la cinta adhesiva. Un avance con sabor a poco, creo que es una buena expresión de nuestros sentimientos.

La hora y media siguiente la pasamos sentados en la sala de espera. Tomandole bronca al gordo mala onda mientras esperabamos que desde atrás de alguna puerta sonará algo parecido al nombre de Diana. El elenco de reparto había cambiado bastante desde nuestra llegada, y se seguía renovando.

En un momento ingresaron dos pibes, cargando a un tercero por los hombros. Ninguno pasaba los 18, creo. Lo sentaron justo enfrente nuestro, y se pusieron a ver, a tratar de descubrir cuáles eran los pasos a seguir. Fueron a la ventanilla y le dijeron tímidamente a la recepcionista, como quien no quiere la cosa, "ehh, mi amigo tiene la nariz rota". Nos miramos con Diana, y tuvimos que hacer un esfuerzo grande para no tentarnos. 

No, chiquito, decí la posta, a tu amigo lo cagaron a trompadas. Y tan amigo no debe ser, porque ustedes dos están impecables, podrían haber saltado a defenderlo, en vez de rajar para otro lado. Decí que tiene un pedo importante, que el alcohol lo tiene sedado contra el dolor, y que ahora no entiende nada. Pero si mañana le queda algún recuerdo de esta noche, les va a hacer un par de preguntas y van a tener que dar una buena explicación. Capáz zafan con haberlo traido, quién sabe.

Cada vez más seguido nos agarraba el raye de preguntarnos para qué mierda vinimos al hospital. Pero bueno, ya faltaba poco, y si habíamos llegado hasta ahi, un último esfuerzo, y a casa con todo solucionado.

Hay un indio sentado enfrente, 3 sillas a la izquierda de Johny Walker, que sigue mirando para adelante con su visión 2D y su cara inexpresiva. El indio tiene larga barba y usa elegante turbante violeta, con medalla y pluma. Está dormido, aburrido como todos los presentes por la espera. 

De repente, sin despertarse, bosteza. Estira los brazos, y se rasca la panza. Pero no alcanza a calmar el ardor. Asi que sin despertarse se levanta la remera, exhibiendo una panza enorme, peluda y desagradable, que sería la envidia de Moyano y seguramente ganaría todos los premios y las miradas en en el desfile del Festival de verano de la CGT en la Bristol. Se rasca de nuevo, con más fuerza y con ambas manos a la vez. No se si ronca, o si es el ruido del rasgar de las uñas lo que se escucha. Silencio, seguro que no.

Esta vez, la extravagancia del cuadro nos gana. Con Diana nos miramos, y no podemos cruzar una palabra sin reirnos de la escena. Ni Capusotto ni Casero podrían haber guionado un remate asi. El estado nos dura un par de minutos, los más alegres que pasamos en las últimas 3 horas sin duda alguna.

Cuando recuperamos la capacidad del habla, Diana me dice con un gesto cómplice: "cuántas cosas vas a poder escribir en el blog de todo esto!". Y tiene razón. Si hasta se que se va a poner aburrida la cosa, pero bueno, escribo por escribir, asi que no me importa.

A eso de las 12:30 se abre una puerta, y alguien menciona el nombre que estamos esperando escuchar, y otro más que no nos importa saber. Cruzamos la puerta, y lo seguimos por un pasillo.

(to be continued...)

4 comentarios:

  1. No se puede creer eso !! Y franco ???? Aunque veo que escribis con humor, lo que me alegra, me puso mal el ver que tengan que pasar por todo eso ! No es nada grave, lo se, pero no se lo merecen !!!

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  2. Para todos los que se preguntan con quién estaba Franquito a todo esto... con la niñera, en casa. Por suerte!

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  3. ¡Diana! ¡Qué feo! ¡Mejorate! Y nos vemos pronto.

    Sebas:¡Muy entretenido el relato! Un poco demasiado abuso del recurso del cliffhangers

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  4. Atrapante la crònica. Espero el próximo capítulo.
    Podrias insertar una foto de Diana para ilustrar...

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