El pronóstico para el sábado pasado no era alentador, ya que venía alineado con el frio y la lluvia que predominó la última semana. La misma se caracterizó por clima inestable, muy cambiante, alternando lluvias, cielo cubierto y despejado en un par de horas. Pero como estabamos con ganas de pasear un poco, arrancamos para el centro de Londres, con la idea de recorrer algún museo si el día se apestaba.
Cómo nos gusta caminar, pero respetamos un poco las distancias de la ciudad desde el día que anduvimos por Notting Hill, esta vez sacamos el ticket de tren que incluye la Travelcard para el Underground. La tarifa del subte es cara si uno compra un boleto solo, pero baja bastante en proporción si se compra ida y vuelta, o más si se compra "tarifa plana". A esto es a lo que se llama Travelcard, que consiste en un boleto válido por todo el día, para una persona, para todos los viajes que haga. Influye también las distancias a recorrer, según en que zonas uno suba o baje.
Con el ticket de tren, es posible comprar también la Travelcard, a un precio menor. Es decir por 12 libras teníamos además del pasaje de ida y vuelta a Londres, traslados ilimitados en subte,
El día no estaba tan fulero cuando ibamos llegando a Richmond, asi que decidimos bajarnos del tren, y recorrer un poco la zona, pensando en entrar al centro en Underground en vez del tren que llega a Waterloo.
con Franco en Richmond |
Ibamos con ganas de pasear un poco por Richmond Park, un gran espacio verde, cuyo palacio supo ser morada real en algún momento de la larga historia británica, y donde se pueden encontrar ciervos, conejos, ardillas, etc. Pero dado el tamaño del parque, y lo inestable del día, optamos por caminar un poco por el centro, llegar a la ribera del Thames, y seguir viaje para el centro.
Tomamos la District line, más conocida como la línea verde, ya que el "tube" identifica cada línea con un color, además del nombre. Lo raro de este tramo era que el tren no iba bajo tierra, asi que fue un poco mentiroso decir que ibamos en el "underground". Y nos bajamos en South Kensington, a metros del Natural History Musem y del Victoria and Albert Musem.
Salimos de la estación con un sol radiante, y cielo despejado, justo para sentir el ruido de unos aviones volar a baja altura. Primero vimos 4 en formación diamante, dos de los cuales eran C130 creo. Después pasaron otros 4 que parecían Mirage, aunque un poco de sentido común hace pensar que eran Eurofighter. Cerraron el show 7 aviones volando en 'V', que eran los Red Arrows de la RAF, el escuadrón de acrobacias, que dejaban estelas con los colores de la bandera británica.
Más tarde, en casa, nos enteraríamos que todo el revuelo era por el festejo del cumpleaños de la reina. El oficial se celebra siempre un sábado de Junio, independientemente de qué día haya nacido el soberano (Elizabeth II, la reina actual nació el 21 de Abril). Es una tradición centenaria que comenzó Eduardo VII, que cumplía años en Noviembre, durante el otoño. Como buen escorpiano jodido, se le ocurrió que era mejor festejar su cumple en verano, o en una época más cálida, para que sus súbditos pudieran celebrar por las calles con más ánimo y menos frio. Y ahora es tradición.
Comestibles en Harrod's |
Caminamos por Brompton Rd, con las imponentes fachadas de los museos a nuestra izquierda, y llegamos a Harrod's. Tienda del estilo "gran almacén", muy tradicional, y dónde se pueden encontrar marcas "de buenas para arriba", pasando holgadamente a lujosas. Por ejemplos celulares Tag Heuer a 7500£ cada uno. También se pueden comprar cosas más accesibles, incluyendo un área de comida al paso muy bien presentada y concurrida, en su mayoría por turistas sacando fotos, cómo nosotros.
No nos tentamos con nada, porque ya habíamos almorzado a la pasada en Richmond unos sandwichs más modestos, comprados en Tesco, y porque por ahora tampoco necesitamos más celulares. Asi que bajamos al Underground de la línea azul, en Knightsbride y encaramos para Regent's Park, otro gran espacio verde londinense que queríamos conocer.
Tiro de Galletita al Pato, por Franco |
Por estar al norte, siempre nos quedaba a contramano de los paseos, pero nos impresionó mucho, y muy bien. No es tan grande como el Hyde Park, pero se nota mucho más cuidado y decorado. Había más gente en onda picnic, y menos con la onda actividad al aire libre, asi que pudimos caminar despacio sin preocuparnos por que nos esquiven patinadores en rollers, longboards, bicicletas, etc. También tiene un lago, dónde Franco practicó tiro de galletita al pato, y en la zona norte alberga al London Zoo.
237 - 221b - 241 |
Uno de sus accesos da a Baker Street, y pasamos por la puerta del museo sobre uno de los personajes de ficción más legendarios de Londres. Sherlock Holmes, el maestro de la observación y el prejuicio, moraba en el 221B de Baker Street, dirección que originalmente solo existía en la ficción. Hasta que se la asignaron al museo, cuya ubicación está entre el 237 y el 241. Nos tentamos de entrar, pero decidimos pasar de largo.
Primero porque el personaje bajó varios puntos de apreciación cuando leí algunos de sus libros, que probaron una vez más que muchas de las cosas leidas sobre el tema eran escritas por gente que tocaba muy de oido.
Y segundo, porque en la cola para sacar la entrada, vi un japonés que compraba 300 millones de boludeces, y volvía a buscar más, mientras la madre esperaba en la caja. Dificil que el nipón sepa algo más del personaje que lo que pudo haber aprendido en la última película, asi que entendí cuál era el público al que estaba dirigido el emprendimiento, que no era yo.
Tomamos el último Underground en Baker Street, la línea marrón hasta London Waterloo, dónde subimos al tren que volvía a Staines.
Ja, me mató lo del publico para el museo de Sherlock !
ResponderEliminarRespecto a Eduardo VII y los escorpianos. Existen los escorpianos jodidos...??
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