domingo, 22 de mayo de 2011

Conociendo la colina de la nada

El sábado fuimos a recorrer el centro de Londres. El clima acompañaba, el día estaba soleado, descubierto, y la temperatura bastante mejor que la que tuvimos entre semana, cuándo el pre-veranito se mezcló con un post-inviernito.

El tren del sábado a la mañana tiene una particularidad, debido a su recorrido. Una de las paradas es Twickenham, catedral del rubgy inglés. El rugby acá es un deporte muy popular, y se nota en el viaje, ya que el tren llega cargado hasta las manos, y sigue levantando gente, hasta Twickenham, dónde queda semi-vacio. No solo llama la atención la cantidad de gente, sino lo pintoresco de la misma. Porque resulta que la gente que a veces uno ve en las tribunas por la tele de cable, esa gente disfrazada, pintada, etc, arma la producción en la casa, no en el estadio. Por lo tanto, es normal encontrarla en el tren, o en la estación, ambientes donde se acentúa el pensamiento que uno tiene de los mismos, a la pasada en el zapping televisivo.

Ya en el centro de Londres, hicimos una larga larga caminata, cruzamos el Thames, atravesamos el St.James Park y bordeamos el Green Park, hasta llegar al Hyde Park Corner, como se conoce el extremo sudesde del Hyde Park. Cómo es bastante grande, ya estabamos un poco cansados de tanto caminar y teníamos que rodearlo, fuimos por la diagonal cortando camino. Conocimos su lago, nos reimos un rato con una clase colectiva de roller, nos acordamos del Tincho con varios longboarders, y en general el lugar se nos hizo parecido a los bosques de Palermo. En realidad, nos hizo suponer que era muy parecido, porque no ibamos mucho por allá, menos en fines de semana.

Asi, cerca de tres horas después del arribo del tren a Waterloo, llegamos a Notting Hill, la zona que queríamos recorrer. Y lo primero que hicimos fue una parada técnica para almorzar, aunque ya habíamos tenido un break en Hyde Park Corner.

Almorzamos en una pizzeria italiana donde nos atendió un mozo colombiano, un tipo grande que tenía bastantes ganas de hablar en español, sobre todo de él, de sus problemas, de la crueldad del sistema capitalista, de que tenía un posgrado, que se tuvo que escapar de Colombia, que no puede volver por la guerrilla o los paramilitares o el estado represivo, que antes trabajaba en un restaurant de un español que perdió todo con la crisis inmobiliara, que él tenía dos departamentos, uno en España, pero que la inquilina no le pagaba, que trabajó dando clases de español pero le pagaban la mitad porque una irlandesa le pedía planificar las clases, que estaba terminando un posgrado, de porque la papa se llama patata en España, historia que aprendió de un libro de nuestro coterrano Galeano, es más, se sorprendió de que no hubieramos leido ese libro siendo argentinos, y que se yo cuantas cosas más que zumbaban mientras tratabamos de comer una pizza, que estaba bastante buena por cierto. 

Por suerte el primer comentario que hizo en castellano fue "argentino, vienen del Portobello Market, no?". Y cómo no hablaba con hyperlinks, enseguida nos contó qué era, cómo llegar, qué el sábado era el día más importante, etc. Básicamente es un mercado callejero, paseo obligado para los turistas que recorren la zona, e imán de compradores compulsivos de boludeces. Menos mal, porque si lo hubiera tirado después, seguramente lo hubieramos filtrado.
 
 
Porque parece que antes de ser conocida por la película la zona era conocida por esta feria y por ser una zona, en términos porteños, muy fashion. Obviamente la comparación es obvia, y me maravillo de pensar que bueno sería filmar la película "Palermo", para que decaigan algunos decibeles de snobismo y el barrio porteño se haga conocido por ese motivo. No hace falta que sea un gran film, ni siquiera una gran inversión en guión o producción, y la banda sonora puede ser un cover barato. (bueno, quizás los gastos de rodaje sean altos si se pretende filmar in situ, ni hablar los gastronómicos para darle de morfar a la tropa).


Pero bueno, el dichoso market nos resultó entretenido, no compramos nada salvo una banana para el chanchis, que tenía hambre. Aunque las cornetas resultaron tentandoras, y sumado al recorrido por los parques fue un sábado de paseo por el centro de Londres. O para ser más exactos, por la City of Westminster, que no es la City of London. Aunque prácticamente todo lo que uno quisiera visitar en Londres está ahi.

Para el final, un item a tachar de la lista de "en Europa no se consigue". Alguien se avivó y trajo la idea.

1 comentario:

  1. Ja, ja, no me quiero imaginar cómo quedaron atrapados en la charla del mozo ! Que barbaro !!

    ResponderEliminar