martes, 31 de mayo de 2011

La torre de Babel

Este sábado se jugó la final de la Champion's League, en Wembley. El legendario estadio está en Londres, pero no jugaba ningún equipo de la capital inglesa, sino el Manchester United y el F.C. Barcelona. Cuándo digo la Champion's me refiero obviamente al torneo interclubes más importante del mundo, ya que reune a los equipos campeones de las ligas de Europa y los primeros puestos de las ligas más poderosas, no confundir con el grupo de cumbia. La sede de la final se designa antes de comenzar el torneo, independientemente de qué equipos participen, o de dónde sean. La edición 2010, la final la habían jugado el Inter de Milán y el Bayern Munich, en el estadio del Real Madrid, por ejemplo. Y la final de la edición 2012 se disputará en Munich.

El hecho de que la final sea un único partido y en sede neutral hace del match un evento especial en si. Lo pudimos ver durante el paseo del sábado anterior, cuándo en el Hyde Park vimos el anuncio de una muestra especial por la final, en un extremo del parque, que por falta de tiempo y cansancio no pudimos ver.

Los precios de las entradas, en la reventa, andaban por las 500£ cuándo llegué a Londres a fines de Abril, y se cuenta que la reventa llegó a valores ridículos, y googleando encontré que no tanto, pero huevadas similares con descaro. Asi que la final de la Champion's League en Wembley pasó a integrar la lista de eventos únicos en suelo británico a los que no asistí (con la Royal Wedding, por ejemplo, aunque esta era gratis).

Pero si vimos el partido. José, un compañero del laburo, organizó cena en su casa con el pretexto de poder alentar a su querido F.C.Barcelona. El y la mujer deben ser los dos primeros gallegos que conozco que son fervientes hinchas del Barça. Y son gallegos posta, de Santiago de Compostela, Galicia, no estoy utilizando el gentilicio a lo argento, para referirme a españoles en general. No le vi la partida de nacimiento, pero el acento y un par de discusiones alcanzaron para eliminar cualquier tipo de duda.

También fueron otros dos compañeros del laburo, uno de origen polaco (que fue con la mujer), y otro de origen indio, más una pareja amiga de los anfitriones, de origen portugués. El cuadro era entonces 9 personas (sin contar a los pequeños, claro) hablando en inglés, que no era el idioma nativo de ninguna de esas 9 personas. La mayoría alentando a un equipo catalán, contra un equipo inglés, país en el que actualmente los 9 estamos viviendo, aunque no muy popular en esta zona, ya que es de más al norte. 

Obviamente que era muy gracioso escuchar el inglés con acentos muy diferentes al del inglés británico, palabras que seguramente eran importación o licencia de alguna lengua nativa, incluso algún que otro arranque fallido en otro idioma, que hasta era comprendido a veces. 

Pero fue entrentenida la velada, y sirve cómo botón (botones, en realidad, porque son varios) de muestra de:

- qué Londres es una ciudad cosmopolita como pocas. Dicen los que han viajado un poco más por la isla que cuándo uno se aleja de la capital se encuentra con lo que uno llamaría ingleses. No lo sé, sólo puedo dar fe qué por dónde anduvimos, pocos británicos, y muchos inmigrantes. Empiezo a pensar que Londres no debe ser un buen lugar para aprender a hablar inglés, salvo que uno quiera aprenderlo con acento indio, paquistaní, francés, español, portugués, ruso, chino, etc, y cualquier mezcla de 2 o más de ellos. Gran paradoja.

- qué Messi y este Barcelona son una página grande de la historia del fútbol, y seguramente serán un capítulo entero, algo que en Argentina no se si está claro o se termina de aceptar. Quizás por esa infidelidad de que el pibe no jugó en Primera División, quizás porque ganó todo en su club (qué no es Boca, ni River, ni siquiera es argento!) antes de ganarlo en la selección, qué se yo. Todos los presentes querían que gane el Barcelona y él se luzca, y se cebaban cuando el chabón dominaba la pelota, y levantaba la cabeza, cómo si no estuvieran mirando el partido, sino a él. Y por si quedó duda, hoy a la mañana bajando las escaleras con Franco, que llevaba su camperita de hockeysub con un "Argentina" en la espalda, nos cruzamos con un vecino, al que le hizo un par de sus gracias. El respondió con un "ha, cuándo crezca va a ser cómo Messi" (obviamente que tendría que haber visto al padre pegarle a una pelota para tomar consciencia de la pelotudez que dijo!).

- qué los chistes de gallegos a veces son exagerados, pero algunos relatos contados por sus protagonistas, son igual o más graciosos. Estuve un rato largo tentado con una anécdota que contó Anabel, la esposa de José.

 En fin, alguno dirá que descubrí la pólvora, pero bueno, ahora que estoy en Europa, puedo decir que la inventé yo y no los chinos.

2 comentarios:

  1. Que mezcla, pense, que eran mas locales, en Londres.
    El ingles de Franco sera bueno?? ja ja me parece que mejor que el mio seguro.Besos

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  2. Te contaré un "chiste" de gallegos cuando esté por allá. Haceme acordar!

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