sábado, 14 de mayo de 2011

Jacob's Redemption

Una cosa que me llamó mucho la atención durante nuestra estadía en Marzo, en la época en que todavía pensabamos y analizabamos que hacer, si venir o no, fue la gran variedad de vinos que había en la góndola de los supermercados. Por un precio entre 5 y 10 libras, podías comprar un vino de cualquier parte del mundo, sin tener que ir a una tienda especializada, solo en el super. Franceses, españoles, italianos, australianos, sudafricanos, estadounidenses, chilenos, incluso argentinos. Es que parece que el Reino Unido es el principal país importador de vinos del mundo, dato que yo no manejaba (si lo sabía el Tincho, crédito para él por eso).

Ya pasé hace rato la edad de las bebidas blancas, del Gancia puro en la calle, de los records de toctocs por noche (chupito de vodka y 7up, espumante, registrados en un anotador en el que se podía ver el progresivo deterioro psicomotriz analizando la dirección y linealidad de los palotes que contaban lo que ibamos tomando), para entrar en la edad de los "amigos de Vinazzi".

Nos vamos poniendo viejos, que se le va a hacer. Tintos, más sofisticados, con crianza de roble, que se disfrutan desde el aroma que desprenden de una buena copa, hasta que terminás el culito de la botella, con esos sabores raros, fuertes, suaves, y sobre todo personales.

Asi que el martes 3, en víspera de la llegada de la familia, y recién instalado en el departamento alquilado, me puso muy contento ver que entre los negocios que hay a una cuadra, hay una vinería. Atendida por un indio, aunque no me llamó la atención porque acá hay indios (de la India, no confundir con aborígenes nativos) por todos lados, especialmente atendiendo drugstores.

Y no tuve mejor idea que comprar de pasada un vino para la primer cena. Me tenté con uno que se llamaba "Jacob's Creek", un Shiraz (o Syrah) australiano de la región de Barossa, lugar donde los vinos de esa cepa son los mejores del mundo. Un vino 2008, con paso por barrica de roble, que dio media vuelta al mundo para que el indio me lo venda por 7 libras. Buena carta para impresionar al suegro, que vea que no traje a la nena y al nieto a un conurbano cualquiera, que podría llamarse "Williams Catan", en el county "The Killer". La etiqueta tenía una especie de sticker con el nombre del vino, troquelado, pensado para cortar y guardar si lo probabas y te gustaba, detalle "top" sin dudas.


Qué chasco cuando lo abrimos, y lo servimos en la copa. Un color que parecía "Naranjú" de uva, y creo que es mucho decir, porque por lo menos eso tenía saborizante con gusto a uva, y era un poco violeta, no tan rosado. Un olor a nada, que para un vino es peor que el olor a alcohol etílico, porque por lo menos eso puede ser indicio de que se puso feo, y dejar la esperanza de que fue bueno en algún momento. Y un sabor que hacía lamentarse de que este Jacob, todos sus socios, sus enólogos y sus parientes que quisieron seguir con la industria familiar, en vez de emigrar a Australia, hubieran emigrado a Alemania, especialmente entre las dos guerras mundiales. Porque no hay que desearle el mal a nadie, pero a un tipo que hace un vino asi, tampoco hay que darle todo en bandeja.

Con decir que en la cena no tomamos más de un cuarto de botella, y poniendo mucho huevo y ganas. Un fiasco comparable a la selección de Bielsa del mundial 2002. Y lo peor, ese terrible miedo, ese momento de duda en que pensé "y si resulta que todos los vinos que venden en el super por esta plata, son igual de chotos que esto, y que comprar un vino como la gente cuesta un huevo ?". Resulta que creek, en inglés, es arroyo o riachuelo, no sería una joda, y el nombre sería por el de La Matanza ? Y si no entendí el sarcasmo del sticker, "para que no me olvides"?

En fin, los días siguientes fuimos a lo seguro, a lo que nos resulta más conocido, y fuimos escalando de vinos chilenos y argentinos, a españoles y franceses, con varias satisfacciones y ahuyentando los peores fantasmas que se nos cruzaron. Pero la botella del primer día seguía ahi, en la cocina, amenazante.

Y un día, entre toda la internet que tengo, encontré esto. Y resultó que la botella que estaba en la cocina no era de Australia, sino de China, y tenía ese error de imprenta en el reverso, que registré con fotos. 


Botella en mano, fui a ver al indio que lo vendió, que sin muchas vueltas ni discusiones me lo cambió por otro Shiraz australiano, dicendo que era bueno.

Estaba bueno nomás, con lo que terminamos de espantar el miedo a los vinos australianos. Y hasta nos animamos a darle una segunda oportunidad a Jacob, eso si, comprando en el Tesco, y verificando con lupa las etiquetas.

Hoy lo probamos de forma conservadora: era la segunda botella que abriamos en la cena, y si estaba feo teníamos el paraguas de "ya comí bastante, me doy por hecho". "Ya tomé bastante, un poco de agua y estoy".

Estaba bueno nomás. Con sabor a muy bueno, pero me parece que esto puede ser por el sabor a revancha, o porque es dificil no asociarlo con la mierda que probamos el primer día. 

Y me puse contento de que Jacob haya emigrado a Australia, de que tenga un arroyo, y de que se dedique a hacer vinos. Asi que Jacobo tuvo su redención, y Omar va a volver a Argentina con el mal recuerdo del vino del debut enmendado, y la tranquilidad de que el vino no va a ser un problema.

4 comentarios:

  1. Qué groso esto del vino trucho! Menos mal que no era soy cuyano!

    Igual, nada como lo que encontré en un coto hace unos años!

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  2. Je..Je.., parece que el indio te quiso hacer el cuento del chino, y encima te vendia en 7 lo que segun el link, vendian a 2. Ligeros los hay en todso lados....

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  3. Es una estafa eso !!! como lo permiten ???

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  4. JAJAJAJA NARANJU DE UVA!!!

    Que vinos Argentos encontraste? buenos precios?

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